Ficus talado y arrancado. Alicante

lunes, 29 de agosto de 2011

Monumento al Marqués de Larios



El 1 de enero de 1899 a las dos de la tarde tuvo lugar la inauguración del monumento al Marqués de Larios -decir Larios es decir Málaga-, realizado por el escultor valenciano Mariano Belliure. El carácter emblemático de la ubicación subraya el papel del conjunto escultórico compuesto por la estatua del susodicho noble, una mujer alegoría de Málaga que ofrecía sus hijos al marqués y un obrero ánomino alegoría del trabajo. Como hito señero que marca la confluencia de la Alameda con la Cortina del Muelle y, a su vez, con la propia Calle Larios. El acontecimiento quedaría registrado con todo lujo de detalles en el acta levantada por el Secretario Municipal, José Rubio Salinas, y por supuesto por la prensa local

El acontecimiento conmovió una muchedumbre, así, a la derecha del enclave del monumento se levantó un pabellón con dosel de terciopelo bordado y áureas sostenidas por lanzones dorados que cubrían la tribuna presidencial. En torno a la estatua, una barandilla de madera acotaba un vasto recinto reservado a las tribunas y palcos habilitados para el convite de invitados.

El 14 de abril de 1931, con la proclamación de la Segunda República, en mayo fue derribada por la multitud. Tras su derribo el broncel del marqués fue arrastrada por las calles de la ciudad y finalmente arrojada al mar en el puerto. En su lugar se colocó la estatua del obrero anónimo, argumentando que quienes realmente construyeron la calle Larios (cuyo nombre se cambió por calle 14 de abril) fueron los obreros. Poco tiempo después la estatua de Larios fue rescatada de las aguas, restaurada y devuelta a su ubicación original.

Tras el fin de la guerra civil el bronce del marqués de Larios fue de nuevo recuperado del mar y recolocada, situación que se mantiene en la actualidad, tratándose de una de las imágenes más típicas y de los personajes más famosos de la ciudad de Málaga.
(El obrero anónimo con pico y azadón formaba parte del conjunto monumental, en el lado opuesto de la mujer que ofrece el niño al marqués. Obra también de Benlluire)


(Bronce del "Obrero Anónimo", en lugar del Marqués, de 1934 a 1937)

Muchos de los republicanos que auparon al "obrero anónimo" al pedestal del marqués, que vemos en la fotos, y que consideraon que el trabajo debía ocupar el lugar del aristócrata, y fueron detenidos o murieron fusilados en la brutal represión franquista en Málaga iniciada en febrereo de 1937, bombardeos de la aviación alemana nazi en la ciudad y en bombarde desde barcos a la carretera de la costa por donde huían los mañagueños hacia Almería.
La fosa más grande de España se encuentra en Málaga, en el cementerio de San Rafael, y hasta octubre del 2009 se habían exhumado restos de 2.840 personas; 349 eran de menores de 10 años.

.................capitalista actual.......
No voy a defender al malagueño Marqués. Sin embargo pienso que en aquellos años del siglo XIX, el rico marqués dio mucho trabajo a los mañagueños.
En plena revolución industrial española, fundó dos industrias en Málaga: La Aurora, y la célebre Industria Malagueña S.A. esta estaba en lo que hoy es Huelin, trabajaban 1.500 mujeres. En 1831 se formó la Sociedad Larios Hermanos y Cía, en un 90% propiedad de los Larios, para comerciar con productos textiles.

“Por tanto hubo dos periodos brillantes y activos de la casa Larios, años 1831-1845 y 1846-1861 caracterizados por las importantes realizaciones industriales, mercantiles y promocionales como son los ingenieros azucareros en la zona oriental de Málaga, las fábricas de aceite y jabones…” además ingenios azucareros en la costa de la Axarquía, donde se cultivaba la caña de azúcar, y fabricaban licores, como la famosa ginebra Larios.

La mentalidad de los años de la república fue revolucionaria y antimonárquica, llevados por crisisi arrastrada desde la guerra de África el y el crakc del 29. Se abusaba de los trabajadores, desde luego que sí, no menos que ahora con contratos basuras y paro. Sin embargo, actualmente sabemos que sin empresarios no hay trabajo. Y que las largas crisis acaban en revolución justificada.
Quizás una solución a las crisis sería imitar a la metalidad china: deseo de ser tu propio empresario, sin miedo a los riesgos, y no conformarse con ser obrero o funcionario. Lo que sucede es que no todos tenemos capacidad intelectual para ser empresarios, y asumir riesgos. Quizás amamos muchos la seguridad y la estabilidad.

Por Ramón Fernández Palmeral